Con sus viejas casonas pintadas de amarillo, naranja, verde, rosa y azul, todas las calles de la vieja ciudad amurallada resultan encantadoras. Para un solo recorrido sin embargo, es muy recomendable la calle 12, que tiene uno de los tramos más largos en el viejo centro. En su parte norte, entre las calle 51 y 53 se puede ver el teatro de la Ciudad Francisco de Paula Toro, que al haber sido construido en 1833 y 1834, es uno de los teatros mexicanos más antiguos que sigue funcionando como tal. En la siguiente calle, la 55 se ubica la Iglesia del dulce Nombre de Jesús, un austero aunque bello edificio de la segunda mitad del siglo XVII que en sus orígenes atendió a la feligresía negra de la ciudad. Dos calles al sur, en el cruce con la calle 59, se alza la Iglesia de San Francisquito, un templo franciscano de fines del siglo XVII. Su fachada es muy sencilla, no obstante, a semejanza de la Iglesia del Dulce Nombre de Jesús, conserva sus hermosos retablos barrocos originales de tonos blanco y dorado. El claustro adyacente que hace siglos funcionó como hospicio de San Roque ahora alberga al Instituto de Cultura de Campeche.
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Una ciudad digna de volver a visitarla, tiene mucho que ofrecer