Es fascinante ser un espectador de la vida de los ñus y en Kenia pude vivirla al máximo. Les contaré un poco de ellos, desde que nacen, en los primeros meses del año, en las planicies del Serengueti, el gran parque tanzano conocido como la llanura sin fin. Las atemorizadas manadas de ñus se con concentran en la orilla del río buscando el lugar y el momento más seguros para cruzar. Cuando algún ejemplar asume el mando y por fin se sumerge en la corriente, el resto lo sigue en rigurosa fila india, hasta el punto de que los rezagados se arriesgan a perecer pisoteados por sus compañeros ante la impaciencia de los que esperan su turno empujando desde atrás. No dejes de apuntarte a un safari al amanecer y al atardecer, para ver a la fauna en acción y asistir, con un poco de suerte, a una escena de caza. Algunos alojamientos organizan rutas a pie con guerreros masáis o espectaculares viajes en globo desde los que admirar las manadas en silencio, coronados con un desayuno con champán en un claro de la sabana, al más puro estilo de una película de África.
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